sábado, 14 de junio de 2014

El Propósito !


Después de mucho insistir, la mujer que tanto me 

propuse conquistar, Finalmente aceptó salir conmigo, 

esa tarde salí con el propósito de iniciar una nueva 

relación en mi vida, mi cita era a una cuadra de mi casa, 

así que opté por caminar en el trayecto, hubo un viejo 

sentado en el porche de su casa que llamó mi atención, 

sentado en una banqueta, con los pies descalzos, su 

bigote blanco y sus arrugadas manos sosteniendo un 

bastón viejo de madera. Sus pantalones, que 

arremangados dejaban libres sus pantorrillas, y una 

camisa blanca, rota por el tiempo y mal abotonada; 

miraba la nada desde la precisa y envidiable perspectiva 

que da la experiencia. El  viejo lloró, y en su única 

lágrima expresó tanto, que me fue muy difícil acercarme, 

preguntarle, o siquiera consolarlo. Por enfrente de su 

casa pasé mirándolo y al cambiar su mirada fijándola en 

mí, le sonreí y lo saludé con un gesto, aunque no crucé 

la calle, es que tenía que llegar a tiempo a la cita con la 

chica que finalmente había aceptado salir conmigo 

después de varias semanas de insistencia, no me animé, 

además pues no lo conocía y si bien entendí, que en la 

mirada de aquella lágrima, demostraba una gran 

necesidad, seguí mi camino pero sin lograr convencerme 

que hacía lo correcto por no seguir los impulsos de mi 

corazón.

Después de varias horas de conversar con mi nueva 

conquista, la imagen del viejo en la banqueta no podía 

apartarla de mi mente, Por qué te preocupas por alguien 

que no conoces, Todos tenemos problemas y no 

siempre encontramos ayuda.”Fueron las palabras vacías 

de mi acompañante que decepción. En mi camino guardé 

esa imagen fundida en mis recuerdos; su mirada que 

encontró la mía en el infinito de la nada, ese lugar donde 

se encuentran más que decepciones, ya que inmediata e 

imperdonablemente le había negado mi compañía y todo 

por ir en busca de mi egoísta felicidad. Traté de 

olvidarme. Caminé rápido, como escapándome. Llegué a 

casa esperando que el tiempo borrara esa presencia. 

Pero esa lágrima no se borraba. Los viejos no lloran así 

por nada. Me dije. Esa noche me costó dormir, pues la 

conciencia no entiende de horarios, y decidí que a la 

mañana siguiente volvería a la casa, y conversaría con él.

Esa noche surgió un propósito tal y como entendí me lo 

había pedido; y luego de vencer mi pena, logré dormirme.

Muy temprano  desperté aquél día, recuerdo preparé un 

termo con café, compré unos panecillos y muy deprisa 

fui a la casa, convencido que tendríamos mucho que 

conversar.

Golpeé a la puerta. Salió otro hombre: ¿Qué desea? 

preguntó el hombre, mirándome con un gesto extrañado. 

Y contesté: Busco al anciano que vive en esta casa, mi 

padre murió ayer por la tarde, dijo entre lágrimas: ¡Murió!  

Dije decepcionado las piernas se me aflojaron, la mente 

se me nubló y los ojos se me humedecieron. ¿Usted 

quién es? Volvió a preguntar: En realidad, nadie, 

contesté y agregué: Ayer pasé por la puerta de su casa, 

estaba su padre sentado y vi que lloraba, y a pesar de 

que lo saludé no me detuve a preguntarle que le sucedía, 

pero hoy volví para hablar con él, aunque veo que ya es 

muy tarde. Usted es la persona de quien hablaba en su 

diario, dijo y entonces me invitó a pasar. Luego de servir 

un poco de café, me llevó hasta donde estaba su diario, 

en la última hoja, sólo rezaba: hoy me regalaron una 

sonrisa, y un saludo amable,  soy muy feliz, es un día 

bello. Tuve que sentarme, fue difícil de digerir aquello.

Me dolió el alma de sólo pensar lo importante que 

hubiera sido para ese hombre que yo cruzara aquella 

calle. Me levanté lentamente y al mirar al hombre le dije: 

Si hubiera cruzado la calle y hubiera conversado unos 

instantes con su padre, Pero me interrumpió y con los 

ojos humedecidos de llanto dijo: Si yo hubiera venido a 

visitarlo al menos una vez este último año, en lugar de 

andar tratando de encontrar mi felicidad satisfaciendo 

mis gustos y necesidades personales, quizás el saludo 

que usted le dio y su sonrisa, no hubieran significado 

tanto a mi padre. Que decepción.

Andamos por la vida buscando nuestra propia felicidad, 

a veces lo hacemos tan egoístamente sin importar que, 

al conseguirla, nuestra felicidad sea la causa de la 

infelicidad de alguien más y peor aún, cuando es la 

infelicidad de aquel que nos ama.

Aprecia lo que tienes hoy, que puede irse mañana. 

Cuida el amor que te ofrecen. Si perdonas, serás 

perdonado. Vive pensando que hoy puede ser el último 

día de tu vida. Pero vive pensando que la vida se hace a 

cada Instante. Las decisiones que tomes hoy, 

determinan tu futuro mañana. El Dolor es pasajero, la 

experiencia no, el dolor es el mejor maestro.

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