Era un día lluvioso y gris. De pronto, me encontré a una niña apenas cubierta con un vestido todo roto, tiritando de hambre y de frío.
Me encolericé y le reclamé a Dios: "¿Cómo es posible Señor, que habiendo tanta gente que vive en la riqueza, permitas que esta niña sufra hambre y frío? ¿Cómo es posible que te quedes ahí tan tranquilo, indiferente ante tanta injusticia, sin hacer nada?“. .. … Después de un largo silencio, sentí la voz de Dios que me contestaba: “¡Claro que he hecho algo! ¡Te hice a ti! " ---------------------------------------------------------------- |
lunes, 30 de junio de 2014
CLARO QUE HE HECHO ALGO...
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