lunes, 30 de junio de 2014

AMOR VERDADERO




Cuenta una historia que un hombre 
mayor diariamente acudía a una 
residencia de ancianos para 
desayunar con su mujer.

Ella llevaba algún tiempo en ese lugar 

ya que tenía un Alzheimer 

muy avanzado.
Iba a paso lento, disfrutando 

del panorama que la calle le ofrecía y 

disfrutaba saludar a todos a su 

paso y darles una sonrisa. 

No se preocupaba por llegar pronto 

o tener demasiada prisa, ya que su 

esposa no se  alarmaría en caso 

de que él llegara tarde esa mañana… 

pero deseaba verla de nuevo como 

el día anterior y todos los 

días anteriores…
Llegó como todos los días a la clínica 

con una rosa y una gran sonrisa

 para su mujer y pregunta a la enfermera 

como es que está ella, como paso 

a noche, si preguntó por el o por alguien…
La enfermera le dice:

Lo admiro señor, porque pese a que 

ella no sabe quién es usted, se preocupa 

por saber todo de ella… y él le contesta:
-Sí, es cierto, ella ya no sabe quién soy.

Hace ya casi dos años que no me reconoce.
-Y si ya no sabe quién es usted,

¿Por qué esa necesidad de estar con 

ella todas las mañanas?

Hablando sin prisas, pensando una 

respuesta, el buen hombre contesto:

-Ella no sabe quién soy yo, pero yo 

todavía sé muy bien quién es ella. 

Recuerdo cada una de sus carcajadas, 

el parto de cada uno de nuestros hijos, 

como olvidar la rica comida que 

siempre me preparaba para cuando 

yo llegaba de trabajar, imposible 

olvidar el amor que me dio, los años 

maravillosos que pase con ella… 

fíjese usted que si yo me metía a bañar,

 al salir, ya tenía lista sobre la cama 

mi ropa y zapatos, ni siquiera había que 

pensar en que debía ponerme, 

si yo me enfermaba, ella estaba ahí 

dispuesta a darme mis medicamentos

 y a prepararme cuando remedio de la 

"abuelita" le decían para que yo 

pronto me restableciera… 

tantos y tantísimos recuerdos juntos 

que no me alcanzan los días para 

revivirlos de nuevo, solo necesito 

cerrar los ojos para 

sentirlos y vibrarlos…

La enfermera no puedo retener las 

lágrimas por sentir el amor tan inmenso 

que ese hombre le tenía a su esposa,

 pocos como este señor pensó.

*El verdadero amor, es mirar a la 

otra persona y ver todo lo que es, 

así crudamente y sin anestesia: 

lo que ha sido, lo que será y lo que ya

 no es… y que nada importe! sólo el amor.
PORQUE EL VERDADERO AMOR, 

NO CADUCA JAMAS!



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