viernes, 13 de junio de 2014

Agua Mágica!!

En una aldea vivían un anciano y su anciana mujer.
Todo el día vivían discutiendo y gritándose el 

uno al otro: si el anciano decía una palabra, 

lmujer decía cinco; si el anciano le 

contestaba con diez, ella con quince. Todo 

con enojo, gritos, amenazas, sin acordarse a 

veces el por qué de la discusión.

¿Por qué peleamos? -preguntaba de repente el anciano, 

¿Por qué?- ¡por tu culpa!, contestaba la anciana.

No- por la tuya, le respondía el anciano.

Y nuevamente la discusión, el enojo, los gritos. Día a día, año a año.

Un día, se cansaron los vecinos de tantos gritos y se dirigieron a la anciana:

-Escuchamos que en lo alto de la montaña, no 

lejos de aqui, vive un hombre sabio, que tiene 

en su poder "agua bendita y mágica" que 

logra curar a la gente de todo tipo de 

situaciones, a lo mejor puede lograr 

ayudarlos y poder de esta manera dejar 

ustedes de gritar y discutir.

Escuchó la anciana, las palabras de las 

vecinas, y se dirigió sola a la montaña a 

encontrar al hombre sabio.

-"¿Cómo puedo ayudarla?" -preguntó el anciano.

Le contó la anciana con lágrimas en los ojos, 

cuál era su problema con su esposo.

Escuchó el anciano sabio, y se dirigió a su 

casa, regresando al momento con una botella 

llena de agua. Dijo unas cuantas palabras 

mágicas, se la entregó a la anciana y le dijo:

-Toma esta botella de agua, simpática 

anciana, y cuando comience su esposo a 

pelear, discutir, maldecir, etc... toma unas 

gotas de esta botella, y mantén el agua en tu 

boca. No la escupas ni la tragues hasta que tu 

esposo se calme. Haz así cada vez que 

comience la discusión, si lo haces, ellas 

llegarán a su fin y dejarán de dicutir y pelear.

-¡¡¡Gracias!!! -le dijo la anciana, y regresó a 

su casa con la botella de agua mágica.

Cuando la escuchó su esposo entrar, comenzó 

con sus gritos: "¿dónde estuviste?, ¡¡¡por qué 

no está lista la comida!!!"
La anciana, sin contestarle, tomó un poco 

del agua y la mantuvo en su boca. Mientras el 

anciano seguía gritando y discutiendo. Y ella calló.

Vio el anciano que ella no le contestaba, y 
también calló.

La anciana preparó la comida mientras 

susurraba una alegre melodía.

Después de una hora, nuevamente empezó el 

anciano a pelearle, "¡Mira la casa!, ¡sucia y 

desarreglada!".

La mujer se sintió ofendida y quiso 

responderle, pero en vez de ello, tomó un 

poco del agua de la botella, y calló.

Vio el anciano que ella no le respondia, y 
también calló.

Y así ocurrió una y otra vez. Cada vez que él 

comenzaba a discutir, ella tomaba del agua y 

esperaba que él se tranquilice. Y cuando ella 

tenía ganas de discutir o gritar, tomaba del 

agua hasta calmarse.

Con el tiempo, dejaron los ancianos de 

discutir, pelear y gritar. Y aprendieron a vivir 

con una gran tranquilidad.

Ella le contó sobre el agua mágica y juntos 

decidieron subir a la montaña a agradecer al 

hombre sabio, por el agua mágica que cambió 
sus vidas.

"No es agua bendita o mágica la que les he 

dado, sino simple agua, la acción de 

controlarse es la que les enseñó a vivir sin 

peleas y gritos, dándose tiempo antes de 

responder, pensando qué y cómo decir las 
cosas"

Se miraron la anciana y su anciano esposo y sonrieron. 

Y así continuaron su vida juntos, con la 

importante enseñanza.

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