Una mañana, una mujer bien vestida
se paró frente a un hombre
desamparado, quien lentamente levantó
la vista... y miro claramente a la mujer
que parecía acostumbrada a las cosas
buenas de la vida. Su abrigo era nuevo.
Parecía que nunca se había perdido de
una comida en su vida.
Su primer pensamiento fue:
"Solo se quiere burlar de mi, como
tantos otros lo habían hecho ..."
Por Favor Déjeme en paz !!
gruñó el Indigente...
Para su sorpresa, la mujer siguió
enfrente de él. Ella sonreía, sus
dientes blancos mostraban
destellos deslumbrantes.
"¿Tienes hambre?" preguntó ella.
"No", contestó sarcásticamente.
"Acabo de llegar de cenar con el
presidente ... Ahora vete."
La sonrisa de la mujer se hizo
aún más Grande.
De pronto el hombre sintió una mano
suave bajo el brazo.
"¿Qué hace usted, señora?"
-preguntó el hombre enojado.
"Le digo que me deje en paz" !!
Justo en ese momento un
policía se acercó.
"¿Hay algún problema, señora?"
-le preguntó el oficial ..
"No hay problema aquí, oficial,
contestó la mujer ..
"Sólo estoy tratando de ayudarle para
que se ponga de pie ...
¿Me ayudaría? El oficial se rascó
la cabeza.
Sí, el Viejo Juan ha sido un estorbo
por aquí por los últimos años.
¿Qué quiere usted con él?"
Preguntó el oficial ...
"Ve la cafetería de allí?" -preguntó ella.
"Yo voy a darle algo de comer y sacarlo
del frío por un ratito."
"¿Está loca, señora?" el pobre desamparado se resistió. "Yo no quiero ir ahí!
Entonces sintió dos fuertes manos
agarrándolo de los brazos y lo levantaron.
"Déjame ir oficial, Yo no hice nada .."
"Vamos Viejo, esta es una buena
oportunidad para ti," el oficial
le susurro al oido ."
Finalmente, y con cierta dificultad,
la mujer y el agente de policía llevaron
al Viejo Juan a la cafetería y lo sentaron
en una mesa en un Rincón de la cafetería.
Era casi mediodía, la mayoría de la gente
ya había almorzado y el grupo para
la comida aún no había llegado ...
El gerente de la cafeteria se acercó
y les pregunto:
"¿Qué está pasando aquí, oficial?"
"¿Qué es todo esto?"
Y este hombre, está en problemas?"
"Esta señora lo trajo aquí para que
coma algo," respondió el policía.
"Oh no, aquí no !" el gerente respondió
airadamente. "Tener una persona como
este aquí es malo para mi negocio !!!
El viejo Juan esbozó una sonrisa
con sus pocos dientes.
"Señora, se lo dije. Ahora, si van
a dejarme ir ? Yo no quería venir
aquí desde un principio."
La mujer se dirigió al gerente de la
cafetería y sonrió...
"Señor, ¿está usted familiarizado
con Hernandez y Asociados ??,
La firma bancaria que está a dos calles ?"
"Por supuesto que los conozco", respondió
el administrador con impaciencia.
"Ellos tienen sus reuniones semanales en
una de mis salas de banquetes."
"
¿Y se gana una buena cantidad de dinero
con el suministro de alimentos en
estas reuniones semanales?"
pregunto la señora ...
"¿Y eso que le importa a usted?
Yo, señor, soy Penélope Hernandez,
presidente y dueña de la compañía ".
"Oh Perdón!! dijo el gerente ...
La mujer sonrió de nuevo...
"Pensé que esto podría hacer una
diferencia en su trato."
Le dijo al policía, que fuertemente
trataba de contener una carcajada.
"¿Le gustaría tomar con nosotros una taza
de café o tal vez una comida, oficial?"
"No, gracias, señora", replicó el oficial.
"Estoy en servicio".
"Entonces, quizá, una taza de café
para llevar ?"
"Sí, señora. Eso estaria mejor".
El gerente de la cafetería giró sobre sus
talones como recibiendo una orden. -
"Voy a traer el café para usted de
inmediato señor oficial "
El oficial lo vio alejarse. Y opinó:
"Ciertamente lo ha puesto en su lugar",
dijo.
"Esa no fue mi intención, dijo la señora...
Lo crea o no, tengo una buena razón
para todo esto".
Se sentó a la mesa frente a su invitado
a cenar. Ella lo miró fijamente...
"Juan ¿te acuerdas de mí?"
El viejo Juan miro su rostro, el rostro
de ella, con los ojos lagañosos
"Creo que sí - Digo, se me hace familiar".
"Mira Juan , quizás estoy un poco mas
grande, pero mirame bien", dijo la Señora...
"Tal vez me veo mas llenita ahora...
pero cuando tú trabajabas aqui hace
muchos años vine aquí una vez, y por
esa misma puerta, muerta de
hambre y frío."
Algunas lágrimas posaron sobre
sus mejillas...
"¿Señora?" dijo el Oficial, No podía
creer lo que estaba presenciando,
ni siquiera pensar que la mujer
podría llegar a tener hambre.
"Yo acababa de graduarme de la
Universidad en mi pueblo",
la mujer comentó.
"Yo había llegado a la ciudad en busca
de un trabajo, pero no pude
encontrar nada.
Con la voz quebrantada la mujer continuaba:
Pero cuando me quedaban mis últimos
centavos y me habían corrido de mi
apartamento. Caminaba por las calles, y era
en febrero y hacía frío y casi muerta de
hambre. vi este lugar y entre con una poca
posibilidad de que podría conseguir algo de
comer. Con lágrimas en sus ojos la mujer
siguió platicando ...
Juan me recibió con una sonrisa.
"Ahora me acuerdo", dijo Juan.
"Yo estaba detrás del mostrador
de servicio.
Se acercó y me preguntó si podría trabajar
por algo de comer".
"Me dijiste que estabas en contra de
la política de la empresa".
Continuó la mujer...
-Entonces, tú me hiciste el sándwich de carne
más grande que había visto nunca... me diste
una taza de café, y me fui a un rincón a
disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te
metieras en problemas. Luego, cuando miré y
te vi a poner el precio de la comida en la caja
registradora, supe entonces que
todo iba a estar bien ".
"
Así que usted comenzó su propio negocio?"
El viejo Juan dijo.
" Si, encontré un trabajo esa misma tarde.
Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con
la ayuda de Mi Padre Dios. Eventualmente
empecé mi propio negocio que, con la
ayuda de Dios, prosperó .."
Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta.
"Cuando termines aquí, quiero que vayas a
hacer una visita al señor Martínez. Él es el
director de personal de mi empresa.
Iré a hablar con él y estoy segura de
que encontrará algo para que puedas
hacer algo en la oficina ".
Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte
un adelanto, lo suficiente para que puedas
comprar algo de ropa y conseguir un lugar
para vivir hasta que te recuperes. Si alguna
vez necesitas algo, mi puerta está
siempre abierta para ti Juan."
Hubo lágrimas en los ojos del anciano.
"¿Cómo voy a agradecer?, preguntó.
"No me des las gracias", respondió la mujer.
"A Dios dale la gloria. Él me trajo a ti."
Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer
se detuvieron y antes de irse por su lado
"Gracias por toda su ayuda, oficial.
Dijo la Sra. Hernández.
Al contrario, dijo el oficial," gracias. Vi un
milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar.
Y..., Y gracias por el café. "...
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