Cierta vez preguntaron
a una madre cuál era su hijo
a una madre cuál era su hijo
preferido, aquel que
ella más amaba.
ella más amaba.
Ella, dejando entrever
una sonrisa, respondió:
una sonrisa, respondió:
“Nada es más voluble que un
corazón de madre
y, como madre
y, como madre
le respondo:
Mi hijo preferido, aquel
a quien
a quien
me dedico en
cuerpo y alma:
cuerpo y alma:
Es mi hijo enfermo, hasta
que sane.
que sane.
El que partió, hasta
que vuelva.
que vuelva.
El que está cansado, hasta
que descanse.
que descanse.
El que está con hambre, hasta
que se alimente.
que se alimente.
El que está con sed, hasta
que beba.
que beba.
El que está estudiando, hasta
que aprenda.
que aprenda.
El que está desnudo, hasta
que se vista.
que se vista.
El que no trabaja, hasta
que se emplée.
que se emplée.
El que se enamora, hasta
que se case.
que se case.
El que se casa, hasta
que conviva.
que conviva.
El que es padre, hasta
que los críe.
que los críe.
El que prometió, hasta
que cumpla.
que cumpla.
El que debe, hasta
que pague.
que pague.
El que llora, hasta
que calle.
que calle.
Y ya con el semblante
bien distante
bien distante
de aquella sonrisa, completó:
EL QUE YA ME DEJÓ.
.
.
HASTA QUE LO REENCUENTRE!!!
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