viernes, 30 de mayo de 2014

QUERIDA HIJA :

Desde antes que nacieras,
desde siempre te esperaba;
desde que comencé a sentir,
tus latidos en mis entrañas.

Imaginaba tu rostro
y añoraba que llegara,
ese día tan especial,
en que "Mamá" me llamaras.

Pedazo de mi corazón,
de mi amor y de mi alma,
cuánto pedí a Dios,
que a mis brazos te arrojara.

Y así sucedió el milagro,
cuando menos lo esperaba,
pues es misterio divino,
el quedar embarazada.

Te protegía en mi vientre,
de mi sangre te alimentabas,
y yo anhelando el momento,
en que a este mundo llegaras.

Llegó el día tan esperado,
y tu sexo desconocía;
para sorpresa de todos,
eras una preciosa niña.

Dolor de mis dolores,
trajiste ilusión a mi vida;
eres la felicidad encarnada,
cuanto amor siento, hija mía.

Ahora comienza todo;
no es nada fácil la vida,
pero tomaré tu mano,
hasta el final de mis días.

Este amor no se compara,
con nada de este mundo;
no hay sentimiento más sublime,
más intenso ni más puro.

Déjame velar tus pasos,
enseñarte el mundo entero;
yo no quiero que tú sufras,
deseo ser tu consuelo.

Niña mía, ¡cuántas cosas,
quisiera yo demostrarte!
pero todo tiene su tiempo;
sólo permíteme amarte.

Gracias por haber nacido;
gracias por llegar a mí;
hoy te prometo que siempre
voy a cuidar yo de ti.

No importa que el tiempo pase
ni cuánto crezcas mi vida,
para mi siempre serás,
mi hermosa y querida niña...

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